miércoles, 16 de diciembre de 2009

.-.



Caminaba por una ciudad irrespirable y cubierta de tráfico a paso rápido. Tenía hora al dentista a las 6:30. Eran las 6:42 con 34º Celcius a la sombra.
Llego al edificio, entro al elevador. Piso 15. Toco el timbre, y me abre la desagradable secretaria
, con mala cara entro y descubro que hay 2 personas antes que yo en la sala de espera. Super.
No pude estar sentada más de 3 minutos, en un acto de desesperación me levanto y salgo de la consulta casi corriendo, esperaría en otro lado.
Pero donde, si salía a la calle me arriesgaba a sucumbir bajo los rayos UV y volver derretida a la consulta pidiendo auxilio.
De pronto una idea cruzó por mi cabeza, rápidamente entré al ascensor hasta piso 30; y al ver el
letrero de "prohibida la entrada" en la puerta que daba a la azotea me entusiasme un poco, bastante quiero decir.
Luego de tomar algunas fotografía con mi cámara (la llevo igual cómo llevo ropa interior) aprovechando la hermosa vista, me relajé un rato, hasta que por supuesto la dulce realidad
volvió cuando un tipo apareció y me hechó diciendo que si no bajaba inmediatamente iba a llamar a Carabineros.
En fin, perdí la hora al dentista.

lunes, 23 de noviembre de 2009

"A las 11:13 de la noche un martes cualquiera"

Camila Ramírez repasaba orgullosa en su mente lo que había sido su día, por primera vez en 3 años había podido salir a comer con sus amigas sin contar las calorías de su plato, o angustiada ir disimuladamente al baño, cumplir su sagrada purgación diaria, limpiarse la boca y volver sonriente a la mesa, cómo si nada hubiera pasado.
Al otro lado de la ciudad Rómulo Pérez del Canto miraba el vacío, sentado sólo en su costosa mesa de madera de ébano importada de Mozambique; preguntándose porqué su esposa se había ido de un día para otro sin dar explicaciones, sin un adiós.
En la casa vecina Doña Matilde López de Benavente se acostaba en el lado derecho de su cama matrimonial, cómo lo había hecho los primeros 41 años de matrimonio con Don Ricardo Benavente, y durante los últimos 12 años que había pasado desde su muerte.
Dos casas más al Norte Catalina Farías miraba a Carlos Pereira dormir, unos minutos después de haber hecho el amor por primera vez, mientras una mancha de sangre brillaba sobre las sábanas a la luz de la luna.
Unas dos calles más abajo Rodrigo Molina practicaba guitarra en su cuarto, por supuesto antes de que su padre llegase del trabajo, para aquel viejo retrógrado ser músico significaría la muerte de su primogénito.
Mientras tanto, a 7 kilómetros al sur, Eliseo Montesinos miraba descalzo la ciudad en la orilla de la azotea en el piso 23 de su departamento, con una sonrisa en su rostro y una lágrima cayendo lentamente por su mejilla izquierda, su torso escuálido y pálido resaltaban entre la oscuridad de la noche, y la baja temperatura hacía tiritar sus manos y erizas su bellos, aunque el no la sentía, él ya no sentía nada...
Seis pisos más abajo una nota sobre la mesa de centro se movía levemente por efecto de la brisa que entraba por la ventana de la sala; a pesar de la escasa luz nocturna se podía leer claramente su contenido: "La vida es tan hermosa…que no pude aguantarlo. Perdóname Rocío, te amo: Eliseo".


¿Qué estará pasando justo ahora?

Génesis


Estuve mirando unos 40 segundos la barra intermitente de escritura, apareció y desapareció una y otra vez mientras yo pensaba que si lo primero que escribiese en este blog sería demasiado significativo.

Finalmente concluí que no demasiado, en mis tiempos libres disfruto de leer estos espacios tan personales, según yo una de las mejores ventajas de la tecnología; y creo que en el fondo siempre lo más importante fue la última entrada. Por lo que esta importará sólo hasta la próxima.

Las cosas siempre son así, todo pasa, todo se olvida.

No diré mucho de mi, porque no importa, porque nunca leí los perfiles de más de 4 líneas y no imagino porque otro leería una detallada descripción de mi ser.


Sólo diré lo esencial, y creo que eso puedo reducirlo a mis gustos, sólo para que quién lea esto determine si vale la pena continuar leyendo, o simplemente debe leer algo más ad.oc con sigo mismo.

Amo la fotografía, la pintura, la música y viajar por sobretodo. Y agrego también que constantemente me debato entre mis múltiples personalidades, entre la ingeniería y la literatura, entre la fe y la incredulidad, y entre la persistencia y la resignación.

Este blog será un reflejo de mi personalidad...¿y cual es esa?

Tengo que admitirlo...SOY UNA SÓRDIDA RELATIVISTA.

él último término corresponde a una corriente filosófica que sigo desde el momento de mi concepción, pero que reconozco cómo tal luego de encontrarlo en un mundo donde no hay algo que aún no se le haya ocurrido a alguien; un pensamiento criticado por muchos, y aún peor, seguido por otros muchos. No hay una verdad concreta en todo el globo. Bueno, si, la única verdad es que no hay verdad. Pero ningún otra.

Por otra parte la palabra Sórdida que lo antecede la agregue yo, porque completa el concepto general que me describe mejor que cada uno de los términos de forma independiente.


Que más puedo decir...infinitas cosas más. Por eso sigan sintonizando este programa, a la misma hora, en este mismo canal.